Esta era la tercera vez que iba a Hong Kong, pero la primera vez que decidía quedarme y visitar la ciudad. Conocer una ciudad que me apasiona, cuya historia se sume entre la realidad y la leyenda, de vacíos legales e historias que no parecen reales. Estuve tres días en total, pero empecemos por el primero, que fue el más turístico y la visita más impresionante, la Isla de Lantau.
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Tian Tan Buda |
Para llegar a la isla sólo hay que coger la línea naranja del metro y bajarse en la última estación Tung Chung. Desde allí, al salir por la salida B llegaremos a la estación de autobuses o de teleféricos que nos llevarán hasta la cima de la montaña, Ngong Ping. El teleférico tarda unos 25 minutos y debe ser impresionante pero es muy caro, 150 HK dólares ( unos 14,20 euros), si queréis ahorrar claro. La otra opción es comprar un viaje en autobús que sale por unos 35 HK dólares (3,30 euros), que tarda más pero también va por dentro de la isla, cuesta arriba, por lo que el autobús se para bastantes veces, pero aún así es interesante y es la opción que yo elegí. El número 23 va directamente a donde se encuentra el Buda, mientras que la línea 11 va hacia el pueblo pesquero Tai O, en el otro lado de la isla. Todo ello podéis pagarlo con la maravillosa tarjeta Octopus, que ya la explicaré en su momento.
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Subiendo |
Una vez llegado allí uno se queda impresionado por la majestuosidad del lugar, tanto del Buda de Tian Tan que vigila todo desde lo alto de la montaña como del paisaje que te deja sin aliento. El clima en estas fechas es bastante caluroso y húmedo, por lo que siempre es bueno tener una botella de agua a mano. El Templo de Po Lin está aún en construcción y está previsto que albergue 10.000 budas en unos años. Por otro lado, el Buda es el más grande del mundo, eso sí, el Buda sentado más grande, porque hay otros más grandes pero estos se encuentran de pie. La subida hasta el buda es impresionante, debido a que vas subiendo escalones y te sientes observado por el Buda, desde lo alto, sin inmutarse por tu esfuerzo, pero las vistas desde arriba del todo merecen la pena todo ello.
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Vistas desde el Buda |
Dentro del Buda hay un restaurante, pero los tickets se compran antes de empezar a subir, así que mejor que ¡no te olvides de comprar tu ticket o tendrás que hacer todo el camino de vuelta! EN los alrededores del templo puedes visitar un pequeño jardincito y comer en un restaurante vegetariano por sólo, ojo, sólo 88 dólares, ¡casí ná! De todas maneras hay varias tiendecitas donde comprar souvenirs y bebidas en los alrededores que hacen el apaño.
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Flores |
Tras visitar el templo me aventuré por uno de los laterales y encontré el
Wisdom Path, una ruta para senderismo que se introduce en las montañas y lleva hasta el Lantau Peak. Aquí había un restaurante abandonado y un poco más adelante se encuentra un hostel del que os dejo
aquí el link. El punto de partida de la ruta de senderismo estaba bien señalizado y tenía una pinta tal que así:
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¿Un paseíto? |
El camino empezaba siendo una escalera de rocas pero que acababan siendo solo rocas puestas de cualquier manera y debido a que los días anteriores había llovido resultaba bastante peligroso, pero gratificante. Yo me aventuré a subir, pero cuando iba por la mitad tuve que desistir, puesto que se avecinaba tormenta y además, muy inteligente por mi parte, iba sin agua y tenía un hambre considerable. Desde este punto logré una de mis fotos favoritas del viaje, puesto que aunque parecía que no me había alejado mucho de mi punto de partida, sí que estaba lejos del Buda.
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En lo alto |
Estaba pensando en volver, pero a la hora de coger el autobús, me aventuré a montarme en otro, de la línea 11, que me llevaría a la isla de pescadores de Tai O, en el lado opuesto de la isla, y que a pesar del calor que hacía resultó ser una grata experiencia. A la entrada, nada más bajar del autobús hay un tipo vendiendo tickets para un viaje en barco por unos 25 dólares. El viaje consiste en dar una vuelta en barco por el pueblo y luego mar adentro a ver delfines rosados.
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Tai O |
Este enclave pesquero lleva aquí desde los inicios de Hong Kong y el olor más característico, aparte del olor del mar, es el de las "fish balls" y el del pescado seco que venden todas las tiendas del lugar. Sólo hay 3 calles principales, las demás son callejuelas que se dirigen al mar o calles sin salida. Decir que a pesar de ello, el pueblo tiene dos cajeros automáticos, bien situados cerca de la calle del mercado, perfecto si quieres comprar algún souvenir. Yo, con mi afán de visitar templos, me metí en lo profundo del pueblo donde los rayos del Sol no llegaban a tocar el suelo y tenías que ir mirando al suelo para no pisar a los pequeños cangrejos que deambulaban por allí.
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Templo de Yeung Hau |
No pude entrar al templo porque ya era muy tarde, así que desandé lo andado, camino al autobús en dirección de nuevo a Kowloon, para descansar un poco y ver que deparaba la noche, puesto que el día había sido la mar de interesante. Una de las dudas que siempre me quedará será que no entendí porqué todos los gatos de la isla tenían un trozo de oreja cortada. Había muchísimos y excepto el gato del templo, todos, al menos los que yo ví, tenían una parte de su oreja cercenada. Algún día lo entenderé, pero hasta entonces, será un completo misterio para mí.
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¿Por qué? |
Hasta aquí llegó la aventura de mi primer día en Hong Kong. He intententado comprimir pero al final ha salido un tochaco infumable. Espero que me perdonéis y que os guste. Si queréis ver más fotos siempre podéis acceder a mi
Flickr.
¡Nos vemos en el próximo post!